Llega el Sol al solsticio de verano en diálogo tenso con Quirón, pues mientras uno anda preocupado por su valor personal el otro anda pensando en cómo atender a los demás. Con el transitar de la Luna por las alturas acuarianas se enfrían las aguas de Cáncer, pues en el desapegado razonar de las alturas acuarianas se hace fácil observar todas las pulsiones emocionales. Desde este vuelo Lunar que enfría las emociones, se advierte a Venus de las distancias a tomar entre con sus coquetas y seductoras relaciones que en su tránsito por Géminis cuanto más abundantes mejores. Sin percatarse, ocupada en su juego de relaciones, ha captado la atención de dos narcóticos depredadores. Son Júpiter y Neptuno que en tensa relación de hermandad y desde sus respectivas moradas celestiales se distraen de su ensimismada discusión, cautivados por el baile seductor que entre depredadoras relaciones una bella Venus danza desnuda. Y sin ella saberlo, encumbrada por estos santos patrones, se desata la magia y se encumbra lo bello, así, junto con todas sus vanidades, se alzan los fines inalcanzables. Pero el más soñador de todos ellos, desde Piscis, su morada, teje un trígono de agua con las mansiones lunares, donde dos planetas mundanos y personales unen sus fuerzas para demostrar que es posible unir el amor terrenal con el amor trascendental bajo la calidez del hogar familiar. Y es que Marte con su espada y Mercurio con sus pies alados en audaz alianza hacen oposición desde la morada del pueblo a la tiránica conjunción de los poderes de facto que en callada conspiración laboran por reformar las estructuras de mando, pues no se vayan a olvidar que hoy día la casa del pueblo también puede mandar.
Lejos de todo este ruido un Urano apartado, afila y prepara sus aperos de labranza. Y es que algunos trabajan mejor sin el ruido de batallas mundanas.
Gracias a lo cual los hombres adquieren el fuego de Prometeo.
Astrología Psicológica y Diseño Humano 