La verdadera naturaleza de los símbolos es su capacidad de condensar significado y a través de su lectura, abrir la percepción holística e intuitiva. El pensamiento racional tiene indudables valores, pero llevado al extremo puede desembocar en una visión mecanicista del mundo, en la que se excluyan las comprensiones intuitivas y emocionales transmitidas por los símbolos. El mundo interno es subjetivo e irracional en contraposición con el mundo material externo objetivable y mensurable. El ser humano debe aprender a vivir con ambos mundos absolutamente interrelacionados con el símbolo como unidad de mesura del mundo interno. Pues del mismo modo la percepción holística e intuitiva llevada al extremo es caótica y confusa. A fin de cuentas es el lenguaje en todas sus formas el que da estructura al pensamiento humano.
Carl G. Jung en su última obra El hombre y sus símbolos nos decía al respecto:
“Al crecer el conocimiento científico, nuestro mundo se ha ido deshumanizando. El hombre se siente aislado en el cosmos, porque ya no se siente inmerso en la naturaleza y ha perdido su emotiva ’identidad inconsciente’ con los fenómenos naturales. Estos han ido perdiendo paulatinamente sus repercusiones simbólicas. El trueno ya no es la voz de un dios encolerizado, ni el rayo su proyectil vengador. Ningún río contiene espíritus, ni el árbol es el principio vital del hombre, ninguna serpiente es la encarnación de la sabiduría, ni es la gruta de la montaña la guarida de un gran demonio. Ya no se oyen voces salidas de las piedras, las plantas y los animales, ni el hombre habla con ellos creyendo que les pueden oír. Su contacto con la naturaleza ha desaparecido y, con él, se fue la profunda fuerza emotiva que proporcionaba esas relaciones simbólicas”
En el lenguaje simbólico esotérico aún perdura esa fuerza emotiva, ligada al sentir del individuo y cargada de significado descriptivo del mundo. Siempre des de una perspectiva subjetiva, da una descripción inclusiva y vinculante del mundo que al mismo tiempo abarca lo interno y lo externo. Abarca al Ser global que representa las pautas marcadas por las Leyes Naturales que rigen el mundo y al ser individual, al uno mismo, dentro de un conjunto de grandeza inconmensurable pero participativa y autoabarcante.
Los llamados ‘elementos’ en el lenguaje simbólico esotérico y en la astrología, siempre juegan un papel elemental y básico, de ahí su nombre, como formas primarias de la manifestación de la conciencia. Representan al mismo tiempo energías primarias del cosmos y formas básicas de comportamiento. En la psique humana representan las formas básicas de gestión de los instintos, la libido, la percepción y la forma de reaccionar e interactuar con el entorno.
Cada elemento tiene un carácter trinario que se manifiesta a través de tres modalidades:
Cardinal; manifiesta iniciativa y dirección
Fijo; manifiesta persistencia, concentración y profundidad.
Mutable; manifiesta flexibilidad, adaptabilidad, cambio y asimilación.
La combinación de las tres modalidades y los cuatro elementos conforman los doce patrones básicos de conducta representados en el zodiaco.
Estos cuatro elementos también pueden ser divididos en dos polaridades. Un grupo de cualidades positivas; activos y auto expresivos. Y otro de cualidades negativas; receptivos y auto contenidos.
Las energías de Tierra y Agua son más auto contenidas y menos expresivas. De carácter retraído y de movimiento más lento tienden a construir des de una base más sólida.
Las energías de Fuego y Aire son más dinámicas, dispersas y auto expresivas. Son energías volcadas hacia el exterior con un énfasis en la acción inmediata y la respuesta rápida.
Fuego: representa el principio de vida energizante, radiante y cálido que puede manifestarse como entusiasmo, fe, ánimo, impulso y expresión espontánea.
Aire: representa la percepción y la expresión mental, especialmente en la relación con las interacciones personales, la conexión y la comunicación. Los conceptos, las ideas abstractas y el pensamiento racional.
Tierra: representa la sintonía con el mundo de las formas físicas, la capacidad práctica de utilizar, adaptarse y mejorar el mundo material.
Agua: simboliza el principio sanador de la sensibilidad. La respuesta emotiva, la empatía y la fusión emocional con los demás.
Así pues cada signo zodiacal está representado por un elemento y una modalidad cardinal, fija o mutable.